para humedecer la tierra, para lavar los errores, para limpiar la sangre.
Se junta a la muerte para ahogar las almas buenas y agobiar las almas puras.
Mantiene en pena a los pobres para nutrirse del dolor.
Impacta contra los cuerpos para la destrucción divina.
Disuelve la vitalidad que se divide entre el paraíso y el infierno,
para mantener la sumisión.
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